Esta página intenta proporcionar información sobre tuberculosis y lista algunos de sus posibles tratamientos. La información disponible en esta página sobre tuberculosis y su tratamiento ha sido obtenida de múltiples fuentes y puede no ser totalmente precisa. Si crees que padeces tuberculosis o algunos de sus síntomas, te recomendamos que visites a tu médico antes de comenzar ningún tratamiento por tu cuenta.
En el siguiente enlace puedes ver más información sobre los síntomas de la tuberculosis.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa potencialmente grave que afecta principalmente a los pulmones. La bacteria que causa la tuberculosis se contagia de una persona a otra a través de pequeñas gotitas liberadas en el aire a través de la tos y los estornudos.
Las infecciones de tuberculosis comenzaron a aumentar en 1985, en parte debido a la aparición del VIH, el virus que causa el SIDA. El VIH debilita el sistema inmunológico de una persona por lo que no puede luchar contra los gérmenes de la tuberculosis.
Muchas cepas de tuberculosis son resistentes a los fármacos más utilizados para tratar la enfermedad. Las personas con tuberculosis activa deben tomar varios tipos de medicamentos durante muchos meses para erradicar la infección y prevenir el desarrollo de la resistencia a los antibióticos.
Aunque tu cuerpo pueden albergar la bacteria que causa la tuberculosis, el sistema inmunitario normalmente puede evitar que enfermes. Por esta razón, los médicos hacen una distinción entre:
- Tuberculosis latente.
- Tuberculosis activa.
Los signos y síntomas de la tuberculosis activa incluyen:
- Tos.
- Pérdida de peso involuntaria.
- Fatiga.
- Fiebre.
- Sudores nocturnos.
- Escalofríos.
- Pérdida de apetito.
Aunque la tuberculosis es contagiosa, no es fácil infectarse. Por ese moptivo es mucho más probable que la tuberculosis se te contagie de alguien que vive o trabajar contigo que de un extraño. La mayoría de las personas con tuberculosis activa que se han sometido a un tratamiento farmacológico adecuado durante al menos dos semanas ya no son contagiosas.
Otra razón por la tuberculosis sigue siendo una importante causa de muerte es el aumento de la resistencia de las cepas al antibiótico. Las cepas resistentes de tuberculosis surgen cuando un antibiótico deja de matar todas las bacterias a las que se dirige. Las bacterias sobrevivientes se vuelven resistentes a ese medicamento en particular y frecuentemente a otros antibióticos también.
Cualquier persona puede contraer la tuberculosis, pero ciertos factores como un sistema inmunológico deficiente, pueden aumentar tu riesgo a contraer la enfermedad.
El tratamiento para la tuberculosis se basa en los antibióticos. Éstos deben tomarse durante al menos de seis a nueve meses. Los medicamentos exactos y la duración del tratamiento dependerán de tu edad, el estado general de tu salud, tu posible resistencia a los medicamentos, la forma de tuberculosis (latente o activa) y la localización de la infección en tu cuerpo.
Si padeces tuberculosis latente, deberás tomar sólo un tipo de medicamentos para la misma. La tuberculosis activa, sobre todo si se trata de una cepa resistente a los medicamentos, requiere varios medicamentos a la vez. Los medicamentos más comunes que se utilizan para tratar la tuberculosis son:
- Isoniazida.
- Rifampin (Rifadin, Rimactane).
- Etambutol (Myambutol).
- Pirazinamida.
Hay algunas pruebas de que demuestran que tomar vitamina D durante el tratamiento de la tuberculosis aumenta algunos de los efectos de los medicamentos.
Los efectos secundarios de los medicamentos para la tuberculosis no son comunes pero pueden ser graves cuando ocurren. Todos los medicamentos contra la tuberculosis pueden ser altamente tóxicos para tu hígado. Al tomar estos medicamentos, debes avisar a tu médico si experimentas cualquiera de los siguientes síntomas:
- Náuseas o vómitos.
- Pérdida de apetito.
- Un color amarillo en la piel (ictericia).
- Orina oscura.
- Una fiebre que dura tres días o más y no tiene una causa obvia.
La tuberculosis pasadas unas semanas, no será contagiosa y los síntomas comenzarán a remitir. En ese momento puede parecer tentador dejar de tomar tus medicamentos para la tuberculosis. Sin embargo, es crucial que termines el curso completo de la terapia y que sigas tomando los medicamentos exactamente según lo prescrito por tu médico. Suspender el tratamiento antes de tiempo o saltarte dosis puede permitir que las bacterias que están todavía con vida se vuelvan resistentes a los medicamentos, lo que lleva a una tuberculosis mucho más peligrosa y difícil de tratar.
Tuberculosis pulmonar
La tuberculosis suele atacar los pulmones. Los signos y síntomas de la tuberculosis en los pulmones incluyen:
- Tos que dura tres semanas o más.
- Tos con sangre o esputo.
- Dolor en el pecho o dolor al respirar o toser.
Tuberculosis renal
La tuberculosis también puede afectar otras partes del cuerpo, incluyendo los riñones, la columna vertebral o el cerebro. Cuando la tuberculosis se produce fuera de los pulmones, los signos y síntomas varían de acuerdo con los órganos implicados. La tuberculosis en los riñones o tuberculosis renal puede causar sangre en la orina.
Consejos para combatir la tuberculosis
Las personas infectadas con tuberculosis deberán poner especial atención en los siguientes factores paa evitar la propagación de la enfermedad.
- Proteger a la familia y amigos para no contagiarles la enfermedad.
- Quédate en tu casa durante las primeras semanas de tratamiento para la tuberculosis activa.
- Ventila la habitación.
- Utiliza una mascarilla quirúrgica cuando estés con otras personas durante las tres primeras semanas de tratamiento.
- Termina el tratamiento tomándote toda la medicación prescrita.
Tuberculosis en niños
Los niños están dentro del grupo de riesgo de complicaciones por tuberculosis. En los países donde la tuberculosis es más común, a menudo los niños son vacunados con el bacilo de Calmette-Guerin (BCG), ya que puede prevenir la tuberculosis grave en los niños. La vacuna BCG no es muy eficaz en los adultos.
El tratamiento de la tuberculosis para los niños será el mismo que para los adultos, salvo que deberán estar más vigilados por encontrarse dentro del grupo de más riesgo a las complicaciones.
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