Esta página intenta proporcionar información sobre fiebre tifoidea y lista algunos de sus posibles tratamientos. La información disponible en esta página sobre fiebre tifoidea y su tratamiento ha sido obtenida de múltiples fuentes y puede no ser totalmente precisa. Si crees que padeces fiebre tifoidea o algunos de sus síntomas, te recomendamos que visites a tu médico antes de comenzar ningún tratamiento por tu cuenta.
La fiebre tifoidea es una infección que causa diarrea y erupción cutánea, normalmente la causa es un tipo de bacteria llamada Salmonella typhi (S. typhi).
La bacteria que causa la fiebre tifoidea puede propagarse a través de alimentos y bebidas y agua contaminadas. Si comes o bebes algo contaminado, las bacterias entran en tu cuerpo. Viajan a tus intestinos y luego a tu torrente sanguíneo, donde pueden llegar a los ganglios linfáticos, la vesícula biliar, el hígado, el bazo y otras partes de tu cuerpo.
Los primeros síntomas incluyen fiebre, malestar general y dolor abdominal. La fiebre alta (entre 39 y 40ºC) y la diarrea severa aparecen cuando la enfermedad empeora.
Algunas personas con fiebre tifoidea desarrollan una erupción llamada "manchas rosas", que son pequeñas manchas rojas en el abdomen y el pecho.
Otros síntomas que suelen presentarse son:
- Sensibilidad abdominal.
- Agitación.
- Heces con sangre.
- Escalofríos.
- Confusión.
- Dificultad para prestar atención (déficit de atención).
- Delirios.
- Humor fluctuante.
- Alucinaciones.
- Hemorragias nasales.
- Fatiga severa.
- Sensación de lentitud, letargo.
- Debilidad.
El tratamiento de la fiebre tifoidea se inicia administrando por vía intravenosa líquidos y electrolitos. Se sigue con los antibióticos apropiados para matar las bacterias.
Los medicamentos utilizados en la fiebre tifoidea son:
- Cloranfenicol.
- Trimetoprim.
- Ciprofloxacina.
- Cefotaxima.
- Azitromicina.
- Ceftriaxona.
- Cefoperazona.
- Ofloxacina.
- Levofloxacina.
Fiebre tifoidea en niños
Los niños pueden enfermar gravemente o incluso morir sin tratamiento. La fiebre tifoidea es común en países con malas condiciones sanitarias. Es una enfermedad rara en los países desarrollados.
Los signos y síntomas en los niños, normalmente aparecen entre los 7 y 14 días después de contraer la enfermedad. Algunos niños no presentan ningún hasta los 2 meses después de la exposición. Si el niño está mostrando síntomas de fiebre tifoidea, debes llevarlo de urgencias.
Cuando se trata, los síntomas por lo general desaparecen unos días después del inicio de los antibióticos. Si no se trata, la fiebre tifoidea puede conducir a una enfermedad grave e incluso a la muerte.
Cuando un niño está infectado con fiebre tifoidea debe ser hospitalizado. Le harán una serie de pruebas y le tomarán muestras de las heces, orina o sangre. Probablemente el niño será tratado con antibióticos por vía oral. En los casos graves, los antibióticos se administran por vía intravenosa.
El niño probablemente tardará unas 2 o 3 semanas en recuperarse completamente. Durante este tiempo, el pequeño tendrá que descansar y mantenerse hidratado.
La fiebre y el dolor, por lo general, desaparecen después de 48 horas tras iniciar el tratamiento antibiótico. Es importante completar el tratamiento con antibióticos para prevenir la recurrencia, la resistencia a los antibióticos y las complicaciones. El acetaminofeno o ibuprofeno se pueden utilizar para tratar la fiebre o el dolor de garganta. Nunca le des a tu hijo ácido acetilsalicílico o aspirina.
El niño debe beber muchos líquidos, agua embotellada y bebidas carbonatadas. Enséñale a lavarse las manos con frecuencia. Lavarlas con agua tibia y jabón antes de comer. También a lavarlas después de utilizar el inodoro.
El niño sólo podrá comer frutas y verduras que se puedan pelar, como los plátanos.
Existe una vacuna contra la fiebre tifoidea que se puede utilizar en niños mayores de 2 años por lo que si vas a viajar con un niño, habla con su pediatra antes de hacerlo.
Fiebre tifoidea en adultos
Si existe alguna sospecha de que tienes fiebre tifoidea, el tratamiento no debe demorarse mientras esperas las pruebas de confirmación, ya que el tratamiento aplicado precozmente reduce drásticamente el riesgo de complicaciones y muertes. El tratamiento antibiótico sólo se debe administrar una vez que la fiebre tifoidea ha sido confirmada.
Los pacientes adultos con una fiebre tifoidea no complicada pueden ser tratados de forma ambulatoria. Los alimentos que se consuman durante el transcurso de la enfermedad, tendrán que ser sumamente estrictos en su higiene personal y en la forma de prepararse. Los pacientes hospitalizados deben ser colocados en aislamiento de contacto durante la fase aguda de la infección. Las heces y la orina deben ser desechados de forma segura.
Fiebre tifoidea en el embarazo
La fiebre tifoidea durante el embarazo causa fiebre severa. Una embarazada no debería superar los 39º C corporales, ya que puede precipitar un parto prematuro y causar daños en el desarrollo del feto.
Existen dos tipos de vacunas disponibles, oral e intramuscular. Si vas a viajar a algún país dónde pueden haber brotes de fiebre tifoidea, sólo podrás ponerte la vacuna intramuscular, ya que la vacuna oral está contraindicada durante el embarazo debido a que es un virus vivo, presentando riesgos teóricos de transmisión al feto.
En el caso de contraer la enfermedad, una mujer embarazada iniciará el tratamiento con líquidos y electrolitos por vía intravenosa y sólo podrá ser tratada con amoxicilina.
Fiebre tifoidea crónica
Algunas personas pueden convertirse en portadores de la S. typhi y continuar expulsando la bacteria en sus heces durante años, propagando así la enfermedad.
Este tipo de fiebre tifoidea es crónica. Los antibióticos no sirven de mucho en estos casos. La solución más efectiva para tratar este tipo de fiebre tifoidea es la extirpación de la vesícula.
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